Aunque el clima aún no presenta temperaturas extremas, nuestros especialistas advierten que los cambios térmicos pueden favorecer la aparición de enfermedades respiratorias como resfríos, gripe o bronquitis. También pueden agravar condiciones crónicas preexistentes.
Las primeras jornadas frescas suelen estar marcadas por variaciones térmicas entre la mañana y la noche, lo que puede afectar especialmente a quienes no están adecuadamente preparados con la vestimenta o los hábitos necesarios para protegerse del frío.
Grupos más expuestos
Los bebés y niños pequeños tienen un sistema inmunológico en desarrollo y regulan con mayor dificultad su temperatura corporal. Por su parte, los adultos mayores suelen presentar una menor capacidad de adaptación al frío y pueden sufrir complicaciones ante cuadros gripales o infecciones respiratorias. También deben extremar cuidados las personas con enfermedades respiratorias crónicas, cardíacas o con sistemas inmunes debilitados.
Recomendaciones de prevención
Entre las principales medidas de cuidado sugeridas por nuestros profesionales de la salud se encuentran:
- Vestirse en capas, usando ropa abrigada pero liviana que permita adaptarse a los cambios de temperatura a lo largo del día.
- Ventilar los ambientes todos los días, al menos durante 10 minutos, para evitar la concentración de virus en espacios cerrados.
- Mantener una buena higiene personal, lavarse las manos con frecuencia y cubrirse al toser o estornudar.
- Consumir alimentos nutritivos y líquidos calientes, que contribuyan a fortalecer las defensas del organismo.
- Evitar la automedicación y consultar a profesionales ante la aparición de síntomas como fiebre, tos, congestión o dificultad respiratoria.
Cuidarse desde ahora
El inicio del frío es una etapa clave para comenzar a adoptar hábitos de prevención. Las medidas tomadas a tiempo pueden reducir significativamente el impacto de enfermedades respiratorias durante el invierno, tanto a nivel individual como comunitario.