El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo. Su diagnóstico oportuno puede salvar la vida.
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En la actualidad, existen estudios de diagnóstico apropiados para detectar nódulos muy pequeños, incluso aquellos que no pueden ser palpados. Cuando la enfermedad es asintomática, la única forma de detectarla es a través de una mamografía.
¿En qué consiste?
La mamografía es una radiografía de mamas que toma una imagen completa de la glándula mamaria y todo el tejido circundante, con proyección hacia las axilas, para detectar crecimientos anormales como nódulos o microcalcificaciones tanto en las mamas como en los ganglios cercanos.
La mamografía es un estudio seguro y eficaz responsable de la detección temprana de esta patología que, se estima, afectará a una de cada 12 mujeres al menos una vez en la vida. Además de la mamografía, el ginecólogo agregará una ecografía mamaria para completar la imagen.
Dependiendo de tus antecedentes familiares y tu historia clínica personal, el ginecólogo te indicará a partir de qué edad y con qué frecuencia realizarte examen.
¿Qué puedo hacer yo?
Además de los controles médicos regulares, podés completar la rutina de cuidado mamario con un autoexamen mensual. De este modo, ante la aparición de alguna anomalía en tus mamas o los ganglios cercanos, se puede adelantar el próximo examen y determinar si hay algún proceso maligno al que haya que prestarle atención.
Para esto, una vez al mes, parate frente al espejo con el pecho descubierto y observá tus mamas. Prestá atención a cualquier cambio en su aspecto, como hundimiento del pezón, agradamiento de una mama, cambios en la textura de la piel o aspecto de “piel de naranja”, abolladuras en la piel o cambios en los contornos de la mama o del pezón.
Luego, con la mano derecha detrás de la cabeza, usá tu mano izquierda para examinar la mama derecha. Con movimientos circulares, presioná suavemente toda la superficie de la mama para identificar bultos. Siguiendo en la misma posición, palpá la axila para distinguir si hay alguna anormalidad (el tejido mamario se extiende hasta la axila).
Repetí la misma acción en la mama izquierda, poniendo la mano izquierda detrás de la cabeza y utilizando la mano derecha para autoexaminarte.
Por último, presioná suavemente los pezones para verificar si hay alguna secreción. Si notás alguna anormalidad durante el examen, pedí un turno con tu ginecólogo.
Algo que siempre es importante aclarar: todas estas medidas no previenen el cáncer de mama, sino que favorecen la detección temprana y, con ella, mejoran las posibilidades de curación.